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Los científicos han descubierto que una curiosa criatura sin ano no es el primer ancestro humano, como se pensaba.
La misteriosa criatura microscópica forma parte de un árbol genealógico diferente, según sugiere un nuevo estudio.
El Saccorhytus, que se asemeja a un furioso Minion de color púrpura, es un saco espinoso y arrugado, con una gran boca rodeada de espinas y agujeros.
Volvemos a la casilla de salida en la búsqueda del primer animal con boca secundaria
Shuhai Xiao, Facultad de Ciencias de Virginia Tech
Se interpretó que se trataba de poros para las branquias -una característica primitiva del grupo de los deuteróstomos -animales que se caracterizan por tener el ano formado antes que la boca- de los que surgieron los ancestros humanos. Pero el análisis de fósiles de 500 millones de años procedentes de China sugiere que los agujeros alrededor de la boca son bases de espinas que se desprendieron durante la conservación de los fósiles.
Yunhuan Liu, profesor de paleobiología de la Universidad de Chang’an (China), dijo: “Algunos de los fósiles están tan perfectamente conservados que parecen casi vivos.
“Saccorhytus era una bestia curiosa, con boca pero sin ano, y anillos de complejas espinas alrededor de la boca”.
El profesor Shuhai Xiao, paleobiólogo del departamento de geociencias, que forma parte de la Facultad de Ciencias de Virginia Tech, dijo: “Volvemos a la casilla de salida en la búsqueda del primer animal con boca secundaria.
“El siguiente fósil de deuterostoma más antiguo es casi 20 millones de años más joven”.
La verdadera historia de la ascendencia de Saccorhytus se encuentra en las características microscópicas internas y externas de este pequeño fósil.
Los investigadores tomaron cientos de imágenes de rayos X y utilizaron potentes ordenadores para crear un detallado modelo digital en 3D del fósil.
La investigadora Emily Carlisle, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, dijo: “Los fósiles pueden ser bastante difíciles de interpretar y el Saccorhytus no es una excepción”.
Y añadió: “Tomamos cientos de imágenes de rayos X en ángulos ligeramente diferentes y utilizamos un superordenador para crear un modelo digital en 3D de los fósiles, que revela las diminutas características de sus estructuras internas y externas.”
Los modelos digitales mostraron que los poros que antes se interpretaban como branquias son en realidad espinas rotas, lo que pone en duda la única pieza de evidencia en apoyo de una interpretación deuterostoma, dicen los investigadores.
Ahora creen que Saccorhytus es en realidad un ecdysoszoo: un grupo que contiene artrópodos y nematodos.
Seguimos sin conocer la posición exacta de Saccorhytus dentro del árbol de la vida
Prof Shuhai Xiao, Facultad de Ciencias de Virginia Tech
Según los científicos, la falta de ano de la antigua criatura es una característica intrigante.
Aunque la pregunta que salta a la vista es la ruta alternativa de los residuos digestivos (fuera de la boca), esta característica es importante por una razón fundamental de la biología evolutiva.
La forma en que surgió el ano -y a veces su posterior desaparición- contribuye a la comprensión de cómo evolucionaron los planes corporales de los animales.
El profesor Xiao, que codirigió el estudio, dijo: “Este es un resultado realmente inesperado porque el grupo de los artrópodos tiene un intestino pasante, que se extiende desde la boca hasta el ano.
“La pertenencia de Saccorhytus al grupo indica que ha retrocedido en términos evolutivos, prescindiendo del ano que habrían heredado sus antepasados.
“Todavía no conocemos la posición precisa de Saccorhytus dentro del árbol de la vida, pero puede reflejar la condición ancestral a partir de la cual evolucionaron todos los miembros de este diverso grupo”.
Los hallazgos se publican en Nature.
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