Una antigua mujer egipcia, que se cree que es el primer caso conocido de un momia embarazada embalsamada, podría haber muerto de cáncer, según los científicos.
La momia -descubierta a principios del siglo XIX en Tebas y donada a la Universidad de Varsovia (Polonia) en 1826- fue sometida a una radiografía y a una tomografía computarizada como parte de un estudio, dijeron los investigadores en un entrada en el blog.
El análisis de los datos del examen radiológico mostró cambios en los huesos craneofaciales, “que se corresponden con los observados como actividad del cáncer nasofaríngeo (CNF)”, que se origina en una zona de la nariz y la garganta, añadieron.
Científicos de la Universidad de Varsovia dicen que también pudieron encontrar características que pueden ser identificadas como la presencia de un pequeño tumor en las imágenes de TC del hueso detrás de la órbita del ojo izquierdo.
Dicen que los cambios observados en los huesos de la mujer momificada pueden haber provocado su muerte.
Este tipo de cáncer, según los investigadores, es “mucho más común” en ciertas regiones de Asia oriental y África que en otras partes.
Aunque la misteriosa mujer pudo tener una “fuerte predisposición genética” a la enfermedad, los científicos afirman que los factores virales y dietéticos también pueden haber sido importantes en una medida que se desconoce.
“La investigación de la Dama Misteriosa, que a diferencia de la población actual no estaba expuesta al humo del cigarrillo, ni al alcohol fuerte (los antiguos egipcios sólo conocían la cerveza y el vino), puede aportar una nueva visión sobre los factores del cáncer”, escribieron los científicos.
“No obstante, como en el caso de la sospecha de cáncer en un paciente vivo, también en este caso nos gustaría realizar exámenes histopatológicos para confirmar la enfermedad y profundizar en el cáncer a nivel celular y en la fase genética”, añadieron.
Según los investigadores, los hallazgos podrían arrojar más luz sobre cómo el cáncer ha afectado a las personas a lo largo de los años.
Actualmente, el caso más antiguo conocido de la enfermedad es un individuo homínido que vivió en Sudáfrica hace 1,7 millones de años.
En comparación, los humanos modernos o Homo Sapiens aparecieron hace unos 300.000 años, según los investigadores.
Dado que los cambios en el entorno y el estilo de vida pueden alterar el riesgo de que una persona desarrolle un cáncer, los científicos creen que la investigación del cáncer en tejidos antiguos y conservados, como la momia en cuestión, puede aportar información valiosa.
“La momia de La Dama Misteriosa presenta fragmentos de tejidos blandos potencialmente cancerígenos en la zona en la que el hueso también presenta marcas de un posible cáncer”, dijeron los investigadores.
“La toma de muestras de los mismos, junto con los órganos internos momificados, y su sometimiento a pruebas histopatológicas, genéticas y moleculares, permitirá la posibilidad de responder a muchas preguntas sobre esta enfermedad”, añadieron.
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