Furante décadas la carrera espacial parecía haberse estancado. Aunque nunca faltaron nuevos proyectos, ninguno de ellos parecía ir más allá de las misiones que ya habían volado y, según algunos criterios, el coste real del lanzamiento de un satélite había cambiado poco desde los tiempos del presidente Kennedy.
Ahora las cosas son diferentes. Numerosas empresas de alta tecnología tratan de hacerse notar y el sector corre el riesgo de sufrir una verdadera perturbación. Y lo que es mejor, el volumen absoluto de actividad espacial parece que va a aumentar. Hasta la fecha, el mundo ha puesto en órbita 10.000 satélites, pero en un futuro previsible, podemos considerar que 10.000 lanzamientos al año serán la nueva normalidad y el mercado de vehículos de lanzamiento de nueva generación será enorme.
SpaceX parece haber reducido significativamente el coste de cada lanzamiento al recuperar y reutilizar muchas veces la primera etapa de sus cohetes. No cabe duda de que las innovaciones de la flota de SpaceX reducirán aún más los costes, pero para las precipitadas reducciones de costes que se necesitarán para una actividad a muy gran escala, tendremos que hacer algo totalmente diferente.
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