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Los gatos que conviven con sus otros compañeros felinos se identifican y aprenden los nombres de los demás, según ha demostrado un nuevo estudio realizado en Japón.
Este descubrimiento, realizado por científicos de la Universidad de Kioto y otras instituciones, se produjo tras estudiar a 48 gatos que convivían con al menos otras dos mascotas, ya sea con una familia en su casa o en un café para gatos. De ellos, 29 gatos vivían en un café y los otros 19 eran mascotas domésticas.
El estudio se ramificó en dos experimentos para descifrar las capacidades cognitivas de los gatos, donde en el primer ejercicio, a los 48 gatos se les mostró la foto de su compañero felino, con el que vivían.
En el transcurso del estudio, se monitorizaron las respuestas de los gatos cada vez que se decía el nombre del gato o un nombre completamente no relacionado. Según el estudio, los gatos fueron examinados individualmente en una habitación familiar.
Según los científicos, si el gato miraba fijamente una foto durante más tiempo, era una señal definitiva de que el gato conocía el nombre real del animal fotografiado.
En el caso de los felinos domésticos, los 19 gatos pasaban más tiempo mirando la foto cuando el nombre del gato no coincidía con el del animal retratado.
Los investigadores afirmaron que los “gatos domésticos prestaron atención al monitor durante más tiempo cuando se llamó el nombre equivocado, lo que indica un ‘efecto de violación de la expectativa'”.
Un gato, según el estudio, “completó sólo el primer ensayo antes de escapar de la habitación y trepar fuera de su alcance”.
El estudio concluyó que aunque “no todos los gatos atendían durante más tiempo en la condición incongruente, el número de miembros del hogar afectaba a sus respuestas: con más miembros de la familia, los gatos atendían durante más tiempo al monitor en la condición incongruente.”
“Además, los gatos que habían vivido con su familia durante más tiempo mostraron las mayores duraciones de atención cuando la relación nombre-cara era incongruente”, decía el estudio.
Añadía que los resultados del estudio sugieren que “los gatos podrían aprender nombres observando las interacciones entre humanos: una perspectiva de terceros.”
En el caso de los gatos domésticos, los felinos coincidieron “al menos con los nombres y las caras de sus compañeros, y posiblemente con los nombres de sus familiares humanos.”
Esta es la primera evidencia de este tipo que demuestra científicamente que los gatos domésticos pueden conectar las expresiones humanas y sus referentes sociales a través de sus experiencias cotidianas vividas.
También se descubrió que los gatos reconocen “al menos el nombre de un gato de compañía y el de un miembro humano de la familia”, pero los científicos no tienen muy claro qué motivos tienen los gatos para recordar nombres.
“Una posible explicación tiene que ver con la competencia. Por ejemplo, un gato podría recibir comida cuando el dueño llama su nombre, pero no cuando llama el nombre de otro gato”, dice el estudio.
El hecho de que los humanos probablemente no compitan con los gatos podría explicar la menor asociación entre los nombres humanos y las caras, añadió.
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