Los seres humanos pueden ser tan vulnerables a los cambios en el medio ambiente -incluidos los causados por la crisis climática- como otros animales, según un nuevo estudio que evaluó los datos genéticos de los últimos 45.000 años.
La investigación, publicada el lunes en la revista Nature Ecology & Evolution, sugiere que la capacidad de los humanos de utilizar herramientas y tecnología para adaptarse no ha sido suficiente para sobrevivir cuando las condiciones ambientales cambiaron drásticamente en el pasado.
En el estudio, los científicos, entre ellos Yassine Souilmi, de la Universidad de Adelaida (Australia), buscaron rastros de “barridos duros” en los genomas humanos antiguos y modernos.
Los “hard sweeps” son variantes genéticas raras que se extienden rápidamente por una población, muy probablemente después de que las condiciones ambientales cambien y eliminen a los que carecen de la variante.
Estos cambios ambientales son eventos drásticos en los que un conjunto de genes que albergan rasgos selectivamente ventajosos aumentan su frecuencia.
Mientras que los genomas de los antiguos humanos han desempeñado un papel importante en la adaptación de varias poblaciones a diferentes condiciones ambientales, como las regiones frígidas del Ártico o las húmedas selvas tropicales, los humanos también han recurrido a innovaciones culturales como el fuego y la ropa para sobrevivir en diferentes entornos.
Sin embargo, el nuevo estudio -que tuvo en cuenta los genomas de más de mil seres humanos a lo largo de 45 milenios- sugiere que estas innovaciones culturales pueden no haber ayudado siempre a las personas a hacer frente a los nuevos entornos.
Mientras que en investigaciones anteriores se han encontrado barridos y adaptaciones duras en muchos animales, los investigadores dicen que se han descubierto pocas pruebas de tales eventos en los genomas humanos.
Investigaciones anteriores han especulado que tales adaptaciones genéticas podrían ser raras en los humanos porque las innovaciones culturales las hacían en gran medida innecesarias.
La última investigación aplicó técnicas de análisis de ADN para escanear más de mil genomas humanos antiguos de toda Eurasia y descubrió que los barridos duros eran, en efecto, parte de la adaptación genética humana.
Este hallazgo sugiere que los humanos podrían no ser muy diferentes de otras especies animales en cuanto a la forma de adaptarse al entorno cambiante.
Basándose en los resultados del estudio, los científicos afirman que los barridos duros pueden ser más comunes en las poblaciones humanas de lo que se piensa actualmente.
“En general, podemos tener una visión sesgada de cómo las especies se han adaptado genéticamente a las presiones ambientales”, escriben los científicos en The Conversation.
Los investigadores pidieron el desarrollo de nuevos métodos para analizar las señales de barridos duros y otros eventos de selección en los humanos antiguos y modernos.
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