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Un nuevo análisis de rayos X de una pintura del faraón egipcio Ramsés-II de 3.000 años de antigüedad ha revelado lo que los arqueólogos sospechan que son extraños “retoques” hechos a la obra de arte a lo largo de los años.
El antiguo Egipto no tiene una palabra conocida para “arte”, dicen investigadores del CNRS en Francia, y agregan que la civilización puede haber sido “extremadamente formal” en su expresión creativa, incluso en las obras de los pintores en las capillas funerarias.
Sin embargo, el análisis científico de las pinturas del antiguo Egipto en el pasado se ha llevado a cabo principalmente en los museos, mientras que las superficies pintadas, conservadas en capillas y templos funerarios, han permanecido “algo alejadas” de los estudios rigurosos, dicen los arqueólogos.
Ahora, utilizando un nuevo tipo de escáner de rayos X portátil, los científicos podrían estudiar las pinturas en el sitio de Ramsés II en la tumba de Nakhtamon, un sacerdote responsable del aprovisionamiento diario de los altares durante el reinado del faraón.
En los restos de Luxor, Egipto, los investigadores también encontraron nuevos detalles en las pinturas de Menna, quien se cree que fue responsable de la producción agrícola de la antigua ciudad.
Los signos de retoques hechos a estas pinturas a lo largo del tiempo revelan lo que parece ser una licencia artística ejercida por pintores antiguos, según el estudio, publicado en la revista PLoS One el miércoles.
Citando un ejemplo, los investigadores dicen que el tocado, el collar y el cetro en la imagen de Ramsés II parecen estar “sustancialmente reelaborados”, aunque permanecen invisibles a simple vista.
También podrían encontrar otras rarezas sutiles en la pintura que se ha discutido previamente en detalle, ya que muestra una representación rara pero precisa de un faraón que presenta una barba en ciernes.
Si bien el rastrojo en la barbilla de Ramsés II en este retrato se ha visto como un símbolo visual de dolor, hipotéticamente relacionado con la muerte de su padre y su ascenso al trono, un examen más detenido encuentra que la figura entronizada frente a él en la pintura es el dios Ptah, no su difunto padre Seti I.
Un nuevo análisis de la pintura también reveló la prominente nuez de Adán de Ramsés, un detalle, según los arqueólogos, que “curiosamente nunca se mostró en el arte egipcio antiguo”.
En la tumba de Menna dicen que se modificó la posición y el color de un brazo.
El nuevo análisis de rayos X ha encontrado pigmentos que se utilizaron para representar el color de la piel que difieren de los que se aplicaron por primera vez a estas pinturas.
Sin embargo, los científicos dicen que el propósito de estos “cambios sutiles” sigue siendo incierto.
Sospechan que los pintores antiguos, a pedido de las personas que encargaron sus obras, pueden haber hecho algunos de estos cambios.
Alternativamente, teorizan que los artistas, por su propia iniciativa, pueden haber agregado “toques personales” a los motivos convencionales a medida que cambiaba su visión de las obras.
Los hallazgos, sin embargo, arrojan luz de manera concluyente sobre los nuevos conocimientos que los arqueólogos podrían obtener mediante el uso de tales herramientas portátiles para el análisis químico y la obtención de imágenes no destructivas in situ.
El análisis químico realizado por los científicos in situ junto con sus reconstrucciones digitales en 3D de las obras podría permitir restaurar los tonos originales, señaló el estudio.
El nuevo estudio también sugiere que el arte faraónico del antiguo Egipto y las condiciones de su producción pueden haber sido más dinámicas y complejas de lo que se pensaba.
En estudios futuros, el equipo espera analizar más pinturas in situ para buscar nuevos signos de la artesanía y las identidades intelectuales de los antiguos dibujantes-escribas egipcios.
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