“¡La corriente principal está esperando! Dales lo que quieren!” berrea Colson Baker en la canción que da título a Mainstream Sellout. El rapero reconvertido en rockero cumple con lo prometido, con 13 temas que envuelven la angustia genérica en paquetes de grunge-pop de fórmula. Es el tipo de cosa que esperarías escuchar en el outlet de Vans de tu centro comercial local.
Este es el sexto álbum de Baker como Machine Gun Kelly y, de manera esquemática, sigue el arco de su vida hasta la fecha. Somos testigos de su viaje desde el niño marginado (hijo de misioneros divorciados), pasando por el marginado adicional que experimentó como joven celebridad, hasta el sentimentalismo que ha encontrado con su prometida Megan Fox. La pareja ha hecho las delicias de la prensa bebiendo viales de la sangre del otro y encadenándose. Al actor -que llama a Baker su “llama gemela”- no parecen molestarle los comentarios que recientemente han salido a la luz sobre las mujeres negras, ni el haber querido tener sexo con Kendall Jenner cuando él tenía 23 años y ella 17 (la edad legal de consentimiento en California es de 18 años).
Los riffs de este álbum son lo suficientemente pegadizos como para que los cabezas de chorlito sigan cabeceando. Pero el productor Travis Barker (Blink 182) rellena repetidamente el sonido hasta el punto de que se pierde la angulosidad necesaria para expresar la verdadera ansiedad. O tal vez sólo se trate de la reacción de un crítico inglés ante un estilo punk que pega más en Estados Unidos. Todos los singles de adelanto de este disco, excepto uno, han llegado al Top 10 de las listas de Estados Unidos, pero todos ellos no han llegado al Top 40 en el Reino Unido.
“Born With Horns” se abre con un estruendo de tambores y un bajo que retumba en las tripas, mientras MGK describe cómo su madre y su padre le abandonaron. “¡Aléjate de mí! No soy el que quieres”, ruge. “Maybe” (con la participación de la banda de metal británica Bring Me The Horizon) remacha el tema: “Ignórame, estoy jodido”. También introduce algunos temas conspirativos de moda sobre ovnis y el gobierno que interviene su teléfono. El rapero Lil Wayne se une a él en “Drug Dealer”, que rinde un oscuro homenaje a una chica que le suministra el Adderall al que era adicto: “Es difícil funcionar cuando estoy sin ti”.
La canción que da título al disco juega con la idea de la estrella como “un poser con una guitarra”, como el personaje de Cobain-wannabe que MGK interpreta en la nueva película Taurus. Sobre una guitarra y un bajo que hacen vibrar todas las cuerdas, se burla de la suposición de que “lo tiene fácil” como celebridad, y dice la vieja frase de que ha vendido su alma por la fama. Las cosas se vuelven más tarareables en “Emo Girl”, con su colega del emo-pop Willow Smith. El trasfondo de violencia es un poco inquietante, pero es Smith, no Baker, quien pronuncia las líneas: “Choke-choke-choker on her neck, kiss me/ Holy f***, I’m bleeding on your Blink tee”.
El sonido por fin se hace un poco de espacio alrededor de las notas en el mumble-groove de “Paper Cut”, donde Baker se burla de la gente que finge ser amable. Lil Wayne vuelve a hacer un dúo en el suave rebote de “Ay!”, donde tenemos más escoria de estrella triste: “Hice una entrevista con los ojos cerrados… me corté el pelo como Britney”. “WW4” se acerca incómodamente a la verdad geopolítica con su entusiasmo por el apocalipsis.
Los fans que busquen información sobre su romance con Fox tienen que escuchar las dos últimas canciones. Esperemos que, a pesar de su entusiasmo lírico por el “asesinato-suicidio”, no quiera realmente que acaben como “Sid y Nancy”. En las entrevistas, ambas estrellas hablan de vagar por las playas mientras se drogan con hongos y luego vuelven a casa para ver juntos las películas de Harry Potter. Sospecho que se parecen más a los personajes que MGK describe en “Twin Flame”: una serenata acústica con un estribillo Hallmark-punk: “You’re too good for me/ I’m too bad to keep/ I’m too sad, lonely/ I want you only”. Es bastante pegadizo. Pero un poco aburrido, ¿no?
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