Se ha descubierto una especie de alga roja que utiliza un diminuto crustáceo para transferir sus gametos masculinos para la fecundación, en un hallazgo que arroja luz sobre todo un nuevo tipo de “polinización”.
Hasta ahora, los científicos creían que las algas rojas –Gracilaria gracilis – depende del movimiento del agua para la dispersión de sus gametos masculinos o esperma.
En el nuevo estudio, publicado el jueves en la revista Science, un equipo internacional de científicos ha descubierto que unas diminutas criaturas marinas llamadas idoteas actúan como “abejas marinas” para la “polinización” de esta alga roja.
La polinización es la transferencia del polen, que contiene los gametos masculinos de una planta, a la parte femenina o estigma de una flor, que fecunda los óvulos de una planta para la producción de semillas.
Aunque el proceso está generalmente restringido a las plantas con semillas que ocurren en la tierra, la polinización animal se ha encontrado en los océanos, específicamente, en las hierbas marinas Thalassia testudinum.
Dado que los gametos masculinos de las algas rojas no poseen apéndices que les ayuden a moverse, son similares a los granos de polen y requieren de corrientes de agua o de animales para transferir los gametos masculinos para la reproducción sexual.
Las superficies de las algas macho están salpicadas de estructuras reproductivas que producen espermatismos recubiertos de una sustancia mucílago pegajosa.
Cuando las idoteas nadan entre estas algas, los espermatismos se adhieren a su cubierta exterior y se depositan sobre las algas hembras cuando el crustáceo entra en contacto con ellas.
Tanto el crustáceo como el alga se benefician de esta relación en lo que los investigadores llaman “doble mutualismo”.
Las algas proporcionan a las criaturas alojamiento y comida con la idotea que se aferra a las algas como protección contra las fuertes corrientes, y permite a los diminutos crustáceos picar los pequeños organismos que crecen en ellas.
“Se trata de un ejemplo de interacción mutualista -una situación en la que tanto la planta como el animal salen ganando- y es la primera vez que se observa una interacción de este tipo entre un alga y un animal”, explican los investigadores.
Aunque estos resultados iniciales no indican hasta qué punto el transporte de gametos por parte de los animales contribuye a la fecundación de las algas en relación con el papel del movimiento del agua, los científicos afirmaron que arrojan una “sorprendente perspectiva” sobre el origen de la “polinización” mediada por animales bajo el agua.
Las algas rojas aparecieron en la Tierra hace unos 1.200 millones de años -mucho antes de que aparecieran las plantas terrestres-, mientras que los isópodos, el grupo al que pertenecen los crustáceos, sólo aparecieron hace unos 300 millones de años.
Aunque ambos organismos han tenido “mucho tiempo” para evolucionar en su relación de “polinización”, los investigadores no tienen claro cómo se fecundaban las algas rojas antes de estos isópodos.
La dependencia de una especie animal para la fecundación podría ser “muy arriesgada” para el alga en la era de la crisis climática provocada por el hombre, según los científicos.
Se ha comprobado que la creciente acidificación de los océanos debido al aumento de los niveles de dióxido de carbono descalcifica los exoesqueletos de los crustáceos en particular.
Algas rojas como Gracilaria también son importantes desde el punto de vista ecológico para sus ecosistemas y se promocionan como una fuente de alimento sostenible a nivel mundial, según los investigadores.
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