Un producto químico ampliamente utilizado en la limpieza en seco se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedad de Parkinson, según advierten los científicos en un nuevo estudio.
El tricloroetileno químico (TCE) es un disolvente ampliamente utilizado en una serie de industrias, junto con aplicaciones médicas, militares y de consumo, incluyendo para quitar la pintura, limpiar motores y anestesiar a los pacientes, dijeron los investigadores, incluidos los del Centro Médico de Rochester en los EE.UU..
Aunque su uso doméstico ha disminuido desde los años 70, el TCE se sigue utilizando para la limpieza en seco y el desengrasado de metales.
Estudios anteriores han demostrado que el TCE podría estar relacionado con la enfermedad de Parkinson e investigaciones anteriores en roedores también han revelado que la sustancia química puede entrar en el cerebro en dosis altas y dañar las mitocondrias de las células.
Los estudios en animales también sugieren que el TCE provoca la pérdida selectiva de células nerviosas productoras de dopamina, un rasgo distintivo del Parkinson en humanos.
Un estudio a pequeña escala también ha demostrado que la exposición ocupacional o por afición al disolvente está relacionada con un aumento del 500% del riesgo de desarrollar la enfermedad neurológica.
En el nuevo estudio, publicado el martes en la revista Journal of Parkinson’s Disease, los científicos afirmaron que “millones más se encuentran con el producto químico sin saberlo a través del aire exterior, las aguas subterráneas contaminadas y la contaminación del aire interior”.
Advirtieron que el TCE puede contaminar el suelo y las aguas subterráneas dando lugar a ríos subterráneos, o penachos, que pueden extenderse a grandes distancias y migrar con el tiempo.
El producto químico puede evaporarse fácilmente y penetrar en los hogares, las escuelas y los lugares de trabajo, a menudo sin ser detectado, y la intrusión del vapor puede exponer a millones de personas a un aire interior tóxico cerca de antiguas instalaciones de limpieza en seco, militares e industriales.
En el estudio, los científicos evaluaron a siete individuos en los que el TCE podría haber contribuido a su enfermedad de Parkinson.
Aunque las pruebas analizadas en estos individuos pueden ser circunstanciales, los investigadores afirmaron que sus historias ponen de manifiesto los riesgos que plantea esta sustancia química.
Los casos evaluados incluyen el del jugador profesional de baloncesto Brian Grant, que jugó durante 12 años en la NBA y fue diagnosticado de Parkinson a los 36 años.
Reaerchers también evaluó los datos de Amy Lindberg, que podría haber estado expuesta al agua potable contaminada con el producto químico en Camp Lejeune mientras servía como joven capitán de la Marina y que fue diagnosticada con la enfermedad 30 años después.
Durante más de un siglo, “el TCE ha amenazado a los trabajadores, ha contaminado el aire que respiramos -en el exterior y en el interior- y ha contaminado el agua que bebemos. Su uso mundial está aumentando, no disminuyendo”, afirman los científicos.
Hacen un llamamiento para que se rehabiliten con éxito los lugares contaminados y se mitigue la exposición al aire interior mediante sistemas de remediación de vapores, así como para que se realicen más estudios que permitan comprender mejor la relación entre el TCE y el Parkinson y otras enfermedades.
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