Los científicos han descubierto que un fluido especial relacionado con la inmunidad en el cerebro puede llegar a la médula ósea del cráneo a través de diminutos canales que ayudan en la detección y respuesta a infecciones o lesiones.
Los hallazgos, publicados en la revista Nature Neuroscience la semana pasada, pueden tener “enormes implicaciones” para afecciones como la demencia y la enfermedad de Alzheimer, ya que estas enfermedades tienen un componente inflamatorio, dicen los investigadores.
Los científicos, entre los que se encuentran los del Hospital General de Massachusetts (MGH), en Estados Unidos, creen que los hallazgos también arrojan más luz sobre cómo las células inmunitarias producidas en el tejido esponjoso de la médula ósea del cráneo pueden examinar el líquido cefalorraquídeo (LCR) del cerebro en busca de signos de infección y otras amenazas para el cerebro.
Estudios anteriores han demostrado que las interacciones entre los sistemas inmunitario y nervioso central del organismo influyen mucho en la salud del cerebro.
Aunque la barrera hematoencefálica restringe la diafonía entre estos dos sistemas e impide la entrada de patógenos nocivos en el cerebro a través de la sangre, las investigaciones han demostrado que existen puertas especiales a través de esta frontera cerebral que facilitan la comunicación entre sistemas y regulan la salud del cerebro.
En un estudio anterior realizado en ratones en 2018, los investigadores habían descubierto que las células inmunitarias que responden a las infecciones y lesiones cerebrales proceden de la médula ósea del cráneo, pasando por cientos de canales diminutos y desconocidos hasta ahora.
Estos conectan la médula ósea del cráneo con las capas externas de las membranas que cubren el cerebro llamadas meninges.
En la nueva investigación, los científicos han descubierto que, además de permitir que las células inmunitarias fluyan desde la médula ósea del cráneo hasta las meninges, estos diminutos canales del cráneo también permiten que el líquido cefalorraquídeo fluya en la dirección opuesta: fuera del cerebro y hacia la médula ósea del cráneo.
“Ahora sabemos que el cerebro puede enviar señales a este centro de inmunidad, es decir, pedir ayuda en caso de que las cosas vayan mal, por ejemplo, durante una infección o una inflamación”, afirma en un comunicado Matthias Nahrendorf, coautor del estudio. “Las células de la médula ósea del cráneo vigilan el líquido cefalorraquídeo que sale del cerebro a través de los canales del cráneo que descubrimos anteriormente”.
Los investigadores también descubrieron que las bacterias que inflaman las meninges (meningitis) viajan a través de los canales y entran en la médula ósea del cráneo, lo que hace que las células de la médula ósea produzcan más células inmunitarias como los leucocitos para combatir la invasión.
“Como los canales del cráneo también proporcionan directamente leucocitos a las meninges, el muestreo privilegiado de las señales de peligro derivadas del cerebro en el LCR por parte de la médula regional puede tener amplias implicaciones en los trastornos neurológicos inflamatorios”, escribieron los científicos.
En su opinión, los hallazgos también podrían conducir a nuevas estrategias para tratar la meningitis bacteriana, que causa alrededor de 250.000 muertes al año en todo el mundo.
“Nuestro trabajo también puede ser útil para estudiar situaciones en las que la respuesta inmunitaria es perjudicial, como cuando las células inmunitarias derivadas de la médula ósea del cráneo dañan el cerebro y los nervios circundantes”, dijo Nahrendorf.
“Entender qué alimenta la neuroinflamación es el primer paso para modularla con éxito”, añadió.
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